
El amargo silencio
de la felicidad
ha caído
en la telaraña
de un tiempo
que aprieta
el corazón
hasta el ahogo,
dejando la mente
en el mañana
de unos sueños
envenenados,
donde el poeta
encuentra la métrica
de esas palabras al viento
arrebatadas con pasión
al silencio de un suspiro.